Estas son, entre otros, algunos de los principales déficits que arrastra la bicicleta en cuanto a normativa de circulación en ciudad:
*Los ciclistas no pueden avanzar entre los coches parados ante un semáforo para ponerse en primera línea, lo que permitiría ser visible ante los demás.
*Los ciclistas no pueden cruzar un semáforo exclusivamente peatonal (no de intersección) en rojo, cuando sería bueno que, respetando la prioridad del peatón, pudiesen avanzar, sin el hostigamiento del tráfico que tiene detrás.
*Las bicicletas no pueden circular por calles peatonales. El Tribunal Supremo interpreta que ni siquiera pueden hacerlo, aunque haya una señal que indique que se exceptúa a las bicicletas de la prohibición de circulación por esas calles (caso reciente de Zaragoza), lo cual es una estupidez jurídica del alto tribunal.
*A los ciclistas se les obliga a ir por los carriles bici cuando los haya, sin dar la opción para ir por cualquier carril abierto al tráfico, lo que en ciudad es un grave inconveniente para escoger el itinerario y los giros más convenientes.
*El régimen de infracciones y sanciones es el mismo para las bicicletas que para los vehículos a motor, sin tener en cuenta el diferente peligro que encierra la conducción de bicicletas en relación con los vehículos a motor. Es igual que una bici se salte un semáforo en rojo que se lo salte un camión. No llevar casco el ciclista o no llevar timbre en la bici tienen la misma sanción que la de un autobús saltándose un paso de peatones. Y así se podría seguir con todo tipo de infracciones.
*Además, la ley deja poco espacio a los ayuntamientos para la implantación de la bicicleta como medio de desplazamiento. De este modo la movilidad sostenible que muchos ayuntamientos quieren implantar queda lastrada por el corsé de la Ley de tráfico y por su interpretación hecha por personas que siguen viendo a la bicicleta desde su coche oficial.
La bicicleta ignorada en la regulación del Tráfico
CicloJuristas 